<p>Pues, sinceramente, me daría igual. No porque no me guste vivir, si no porque no sabría qué es vivir. Es como si no pruebas nunca un alimento determinado. No sabes cuán bueno está, por tanto, no te pierdes nada si no lo comes.</p>
<p>Además, yo ahora estoy viviendo, pero cuando me muera no quedará nada de mí. Será como cuando no había nacido aún, pero sin la posibilidad de nacer. Por tanto, el hecho de vivir o no vivir, tampoco es una gran cosa. Al final todo acaba igual.</p>
|