Me ocupo ahora del color del cielo. En realidad, es un error pensar en el color como una propiedad intrínseca de los objetos. <br />
La luz llega a las cosas y se producen diversos procesos: absorción, dispersión..., y en función de estos fenómenos, la luz que sale de ellos es una u otra. Pero lo que hemos de tener claro es que a nuestros ojos llega luz con unas longitudes de onda determinadas y que es nuestro cerebro el que asocia a cada longitud (a cada rango de longitudes) un color determinado (bueno, están por en medio los bastones de los ojos, pero vamos a simplificar). Y si vemos el cielo azul es por razones puramente evolutivas, quizá porque ello mejore la percepción de otros objetos por contraste, por ejemplo.<br />
Vamos ahora con el daltonismo. En primer lugar, los daltónicos suelen tener problemas con el rojo y el verde, aunque es verdad que no siempre (yo soy un poco daltónico y los colores que más problemas me dan son el rojo y el marrón -sí, el de las bromas-) Pero lo que sucede es que las longitudes de onda que su cerebro asocia con dos colores se solapan, de modo que les cuesta (nos cuesta) identificar un determinado tono como perteneciente a un color o a otro. Piensa que si lo único que pasase fuese que los daltónicos viésemos, por ejemplo, el rojo verde y el verde rojo, ello no supondría ningún problema.
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