Entonces fuimos a buscar el mapa de donde tenía enterrado los trajes de buso, los encontramos, nos fuimos y debimos cruzar el mar de las pirañas peresosas, que estaban demasiadas ocupadas mirando el patido, que no quisieron comer, así que seguimos y subimos a la isla donde estaba enterrado el mapa, lo desenterramos, y comenzamos a buscar las piezas restantes.
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